miércoles, 26 de junio de 2013

Biografía

Hola a tod@s, estoy preparando nuevas historias que seguro os van a gustar.
En breve las publicaré.
Saludos y que paséis buen verano

miércoles, 30 de enero de 2013

LA HUÍDA

Por los caminos del sol,
gitanos, madre, se acercan.
¡Cierra niña la ventana,
que no quiero que te vean!

Claveles rojos en la sien,
lleva la gitana aquella.
Y tres pulseras de oro,
con muchas monedas viejas.

¡Ay madre cuantos chiquillos
se bajan de la carreta!
¡Niña, por Dios, no lo mires!
que apenas si ropa llevan.

La madre cierra el postigo,
la niña, se va a la puerta.
A sudor le huele el aire
a vino y a hierbabuena.

Tarde de polvo y de cobre.
Ladrando un perro se acerca
para mirar a los gitanos,
que comen sobre la hierba.

Y se ríe el gitanillo,
sobre su pan con manteca.
El viejo gitano duerme,
y aquella gitana sueña.

El aire también gitano,
va tocando castañuelas.
Y están las flores bailando
sobre un tablao de canela.

La moza, sigue mirando
desde el quicio de la puerta.
El corazón galopando
se le deshace en las venas.

Que está la noche en el campo,
y el aire, cantares lleva.
Que está tu madre muy lejos,
y ese gitano muy cerca.

Por los caminos del sol,
gitanos se van, se alejan.
Ya no hay niña en la ventana,
los gitanos se la llevan.

EL HIJO DEL BANDOLERO

En una cuna de sombras,
duerme el chiquillo moreno,
que sueña con rosas blancas
y un río de mil espejos.

Arriba, en el cielo, luna,
abajo en el valle, un cuerpo,
en el cuerpo, una agonía,
y en la agonía un lamento.

Por la cañada desierta,
corre entre murmullos el viento,
y sube hasta la colina,
llevando flores de almendros.

En una cuna de sombras,
el hijo del bandolero,
sueña con caballos tordos,
y fajín de terciopelo.

La luna, contempla el valle,
el valle, da sombra al cuerpo,
el cuerpo es río de sangre,
que va la tierra bebiendo.

¡Viento! no lleves la queja,
hasta el chiquillo moreno,
que sueña con primaveras,
en madrugadas de inviernos.

la cuna hecha de sombras,
le siga, siga meciendo,
el arrullo de una nana
que tiembla, dentro de un pecho.

La sierra gime en la noche,
y su gemido es un eco,
que sube hasta la colina,
junto a un dormido lucero.

LAMENTO DEL VIERNES SANTO

                                                                             Dedicado a la Virgen del Valle

Ya viene, madre, ya viene,
¿no escucha usted las campanas,
y el redoble de tambores,
y el crujir de las pisadas?

Ya viene, madre, ya viene.
Abrid por Dios la ventana,
que quiero oler los claveles,
que va besando sus plantas.

Mírela como ya vuelve,
de recorrer calles y plazas,
con su carita de nieve,
húmeda de tantas lágrimas.

Es tan chiquita y tan suave,
y hay tanta pena en su cara,
que dan ganas de besarle,
esas manitas de nácar.

Pero yo no puedo, madre,
ni acercarme a la ventana,
para decirle entre llantos,
que ya no puedo cargarla.

¿Cargarla? ¡Mal me resulta la frase!
es más bonito, llevarla,
llevarla por los caminos
sobre unas fuertes espaldas.

Oíd cómo paso a paso
la piropean y cantan,
esas saetas que tiemblan
en las gargantas gitanas.

Cuántas veces he llorado,
y he mezclado con mis lágrimas,
ese sudor que hoy deseo,
volviera a mojar mi cara.

Porque sí, Virgen bendita,
fuí feliz mientras llevaba,
sobre mis hombros tu peso,
lo mismo que una medalla.

¿Qué importaban cuando a veces,
se mancharon mis alpargatas,
de sangre roja y caliente,
que crueles piedras causaran?

¿Cómo sentiré el dolor,
que a mis pies martirizaba,
cuando el tuyo era mayor,
Virgen y Reina Gitana?

Pero hoy ¡Virgen del Valle!
mis hombros ya no te cargan,
están enfermos y rotos,
ya no sirven para nada.

Cuidad de Ella, hermanos,
llevadla con suave calma,
para que hasta el mismo Dios,
se asome a contemplarla.

¡Adiós, Reina de la Calle El Sol!
No olvides esta ventana,
donde estaré cada año,
para verte cuando pasas.    
       

DOLOR

Y cogeré entre mis brazos,
tu figura inerte,
cerraré tus ojos,
que entreabrió la muerte.

Y besaré tus llagas,
y quitaré de tu frente,
una a una las espinas,
rota de amor, suavemente.

TU PRESENCIA

Si te estoy triste sintiendo hasta en mi sangre,
y noto tu aliento en mis mejillas,
si puedo Señor acariciarte,
con solo tener mis manos extendidas.

Yo vivo mi Dios por que Tu vives,
de tu savia me alimento cada día.
Soy el polvo de tus pies de caminante
quiero ser el punto Señor, donde Tu miras.

Y TÚ, ME AMASTE PRIMERO

Y me hiciste una gloria,
con golondrinas y almendros.
Con una fuente de vida,
para mis labios sedientos.

Y Tú me amaste primero.

Detuviste tu camino,
para salir a mi encuentro.
Yo, perdí en tu mirada,
y hallé la paz, sin saberlo.

Tomaste mi corazón,
como a pajarillo enfermo,
en tus manos, revivía,
¡yo ya.... lo creía muerto!

Y volví a mirar la vida,
y volví a mirar al cielo,
si tan cerca lo tenía,
¿cómo nunca pude verlo?

Proseguiste tu camino,
yo detrás, te voy siguiendo,
quiero, Señor esa gloria,
de golondrinas y almendros.