miércoles, 30 de enero de 2013

EL HIJO DEL BANDOLERO

En una cuna de sombras,
duerme el chiquillo moreno,
que sueña con rosas blancas
y un río de mil espejos.

Arriba, en el cielo, luna,
abajo en el valle, un cuerpo,
en el cuerpo, una agonía,
y en la agonía un lamento.

Por la cañada desierta,
corre entre murmullos el viento,
y sube hasta la colina,
llevando flores de almendros.

En una cuna de sombras,
el hijo del bandolero,
sueña con caballos tordos,
y fajín de terciopelo.

La luna, contempla el valle,
el valle, da sombra al cuerpo,
el cuerpo es río de sangre,
que va la tierra bebiendo.

¡Viento! no lleves la queja,
hasta el chiquillo moreno,
que sueña con primaveras,
en madrugadas de inviernos.

la cuna hecha de sombras,
le siga, siga meciendo,
el arrullo de una nana
que tiembla, dentro de un pecho.

La sierra gime en la noche,
y su gemido es un eco,
que sube hasta la colina,
junto a un dormido lucero.

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